La didáctica de la poesía
Por Clara Cordero
¿Qué propiedades tiene la poesía? ¿Por qué decimos que es didáctica?
Podríamos decir que en su base es un conjunto musical de belleza, una apertura a la sensibilidad del mundo. Las primeras impresiones de los niños de apertura al mundo es a través de su curiosidad, de canciones y nanas, donde el elemento recurrente es la poesía. Se utiliza con un sinfín de objetivos, ya sea aprender a hablar, introduciendo vocabulario y comunicación; aprender a bailar, a través del ritmo y tono que proporciona; aprender a comer, con retahílas y juegos de mano, etc. Desde la ejercitación de la memoria y el aprendizaje del entorno hasta utilizar el juego musical como vía exploratoria del mundo la poesía cala profundamente en la inteligencia emocional de los más pequeños facilitándoles el aprendizaje de las cosas.
La poesía actual es el fruto de siglos de folclore y tradición oral. En ocasiones encontramos recopilaciones muy apreciadas que todos hemos vivido en nuestra infancia como las de Carmen Bravo Villasante, que nos introdujo en nuestros juegos de comba, de palmas, facilitando la didáctica de la motricidad gruesa. O de grandes poetas como Gloria Fuertes y Rosa León con sus magníficas canciones llenas de poesía.
Pero, en cierta manera, es la gran olvidada y menospreciada. Según pasan los años los niños dejan de aprender poesía como algo estético y pasa a convertirse en el aprendizaje de poemas sin sentido para ellos. Hay que recordar que la belleza y el aprendizaje, que su función didáctica, está en aquello que le da sentido. En ocasiones puede formar parte de un juego y este es el sentido que descubren los niños.
Actualmente encontramos pocas poesías escritas para niños, quizá en algunos libros de texto de primeros lectores de las principales editoriales o en excelentes recopilatorios como el de Ana Pelegrín “Poesía española para niños”, donde hace un recorrido didáctico de la poesía en el aula a través del descubrimiento de grandes autores como Machado, Unamuno, Lorca, etc.
Día a día en las escuelas se utiliza la poesía para el aprendizaje de conceptos: las estaciones, los días de la semana, los meses, los colores… Y en la era digital que nos encontramos surgen miles de blogs con canciones y poemarios para niños que nos recuerdan todas y cada una de las poesías que escuchábamos de niños. Al barco de todo este material didáctico se unen también diferentes repositorios de acceso abierto gubernamentales donde se trabajan talleres de poesía en las aulas pretendiendo despertar este estético mundo en diferentes edades. Y a nivel puramente educativo las tan elaboradas wikis de acceso a múltiples materiales educativos y donde también encontramos la manera de “enseñar poesía”.
Todas las propuestas descritas favorecen el aprendizaje de la rima, el conocimiento de la poesía y la creación de nuevos versos como vías para desarrollar la creatividad, la imaginación y la sensibilidad hacia lo estético posibilitando la formación de valores humanos.
Pero ¿Por qué su función didáctica? Porque buscamos formar personas y ello parte del valor emocional de la educación. La poesía lo sabe, y por eso es tan bien aceptada por los niños. Porque la poesía la encontramos en los juegos y es la manera más sencilla y habitual de aprendizaje, el valor del juego es didáctico en sí mismo. Ejemplos claros son «el cochecito leré», «al pasar la barca»….
Pero para una experta explicación de la introducción de la poesía para el aprendizaje en la escuela y así cumplir su función mas inmediatamente didáctica hemos entrevistado a Ignacio Ceballos Viro.
Ignacio Ceballos Viro (Madrid, 1981)
Profesor de Didáctica de la lengua y la literatura en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Antes, investigador en la Universidad Complutense de Madrid, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y visiting researcher en Harvard University.
Filólogo, antropólogo y doctor en literatura española, especializado en la literatura de tradición oral.
Publicaciones académicas sobre el romancero, la literatura infantil y las relaciones entre literatura, folclore y cultura popular.
Aficionado a escribir poesía desde siempre. Varios premios en certámenes universitarios de creación literaria.
1. Como experto en la materia, ¿cuál crees que es la relación entre poesía y didáctica?
La relación de la poesía con la didáctica es tan reciente como lo pueda ser cada una de las didácticas específicas, o la propia didáctica de la lengua y la literatura. Es decir, unas pocas décadas. Sin embargo, la relación entre poesía y educación es mucho más antigua.
Pensemos que una concepción tradicional sobre los contenidos literarios en el sistema educativo podría considerar que en el aula hay que limitarse a enseñar aspectos teóricos sobre una serie de autores y obras, o (en el mejor de los casos) a lograr que los alumnos aprendan a analizar ciertos aspectos literarios y estilísticos de los poemas que se leen. Pero esta concepción escamotea la presencia fundamental que tiene la poesía en nuestras vidas, considerándola como un suceso al margen de la existencia de la mayoría de la gente, y ubicando a los poetas en una distanciada esfera de “raros” (y finalmente olvidados).
Y sin embargo la realidad es muy otra. Fíjate en que desde que nacemos estamos escuchando poesía: a través de las nanas que cantan las madres (y cada vez más padres), y que son magníficos poemas de un simbolismo y un lirismo realmente asombrosos; o a través de las retahílas de los primeros años. Pensemos un momento en la función tan determinante que tienen estas retahílas en el aprendizaje de los bebés: con los “cinco lobitos” aprenden a seguir con la mirada los objetos y el movimiento posible de la muñeca y los dedos; con la de “éste compró un huevo, éste lo partió…” aprenden a reconocer sus cinco dedos y su forma; con aquella de “cuando vayas al carnicero…”, que termina en cosquillas, van percibiendo y estimulando las partes de su cuerpo; y así con cada una de las demás. Por si nunca nos hemos parado a pensarlo, estos textos tienen la forma de poemas y constituyen una joya del patrimonio poético tradicional.
Así que desde el principio de nuestras vidas hay poesía y tiene función educativa. Pero, cambiando de plano, también encontramos una utilidad “didáctica” en los orígenes de la poesía más antigua. No se suele hablar mucho de esto en las aulas, tampoco, porque la poesía tradicional no forma parte de los planes de estudio (exceptuando algunos romances derivados de las crónicas y cantares de gesta, o de la lírica popular que influyó en la poesía del Grupo del 27), y menos ahora que la literatura grecolatina se ha marginado del currículo. Pero es esencial. Los cantos narrativos compuestos en verso han permitido en todas las culturas transmitir una serie de conocimientos históricos, legendarios y míticos, así como transmitir un conjunto de valores esencial para la sociedad que los transmite. Es lo que los antropólogos llaman, usando un concepto que me gusta mucho, endoculturación. Los cantos épicos de todas las sociedades, los poemas rituales, las canciones de trabajo, las baladas orales, etc., desde Siberia al África subsahariana o a los Andes, han permitido desde siempre a las nuevas generaciones integrarse en la cultura en la que van a vivir, aprender aspectos tan necesarios para la vida en sociedad como los códigos morales, los modelos de conducta y el imaginario colectivo. Eran (o son) el equivalente a la Educación para la Ciudadanía en las sociedades no lectoras.
Hay otro aprendizaje que me parece esencial y en el que la poesía juega un rol curiosísimo. Se trata del aprendizaje de la sociabilidad, del relacionarse con los demás. Podríamos resaltar aquí dos hitos llamativos. El primero de ellos es el de la poesía escénica infantil (de nuevo me remito a la literatura tradicional, tan desprestigiada pero mayoritaria en la historia de la humanidad). Existen muchos juegos escénicos a los que todos habremos jugado alguna vez con nuestra pandilla de amigos; rituales lúdicos más o menos elaborados de interacción social, como ése llamado “El milano” o “El lobo”, que dice:
Al milano se la dan
con el queso y con el pan.
Si no le dan otra cosa,
las mujeres más hermosas.
Y entonces se elige a un niño para que vaya a preguntarle al milano/lobo (otro niño alejado) qué es lo que está haciendo. El milano da diferentes y sucesivas respuestas, repitiéndose cíclicamente la conversación, hasta que finalmente dice “¡estoy afilando el cuchillo!”, y entonces todos los niños huyen de él, que los tiene que capturar.
Otro momento francamente divertido es el de las dedicatorias adolescentes en las carpetas. En ellas, para la exaltación de la amistad se recurre precisamente a textos poéticos, que constituyen una magnífica muestra de folclore actual:
Soy como el Rexona,
la amiga que no te abandona.
Cuando vayas a la cocina
y veas un melón,
acuérdate de esta amiga
que te quiere mogollón.
Dentro del sistema escolar, la poesía (o al menos dos de sus recursos principales: la métrica y la rima), han servido para la transmisión de contenidos curriculares. Y es que ya se sabe que la poesía es un método mnemotécnico magnífico, que se ha usado mucho (¿por qué ya no?); hay una hilarante parodia de esto en una secuencia de Amanece que no es poco, de José Luis Cuerda, en la que maestro y niños cantan aquello de “Causa admiración / cómo trabaja el corazón”. El otro día me enviaron también un reportaje en el que se mostraba cómo unos adolescentes de Nueva York aprendían contenidos de ciencias a ritmo de hip hop. Y siempre me acuerdo de mi padre contándome que aprendió la lista de los reyes godos terminando con un “Witiza y don Ródrigo” (así acentuado), como marcando una pauta rítmica.
Pero más actualmente se ha descubierto que la poesía incuba un gran potencial didáctico, no sólo para la educación literaria, sino para la formación integral de la persona. En los aspectos lingüísticos y comunicativos esto es evidente.
2. ¿Cuáles crees que son las razones por las que la poesía favorece el aprendizaje de la lengua?
Desde pequeños, el contacto con la poesía proporciona un input de vocabularios específicos distinto del que se encuentra en otras lecturas (o escuchas), literarias o no. ¿Quién no conoce el verbo “rielar” gracias a la Canción del pirata de Espronceda? Puede parecer un ejemplo banal, pero aplicado a muchos poemas resulta que nos encontramos que un buen puñado de palabras de nuestro vocabulario pasivo lo hemos adquirido de la poesía, especialmente aquel referido precisamente a las cosas más difíciles de expresar con palabras.
En el nivel fonético, los trabalenguas, como poesía tradicional, son una herramienta utilísima para la superación de dificultades articulatorias en la primera infancia. El trabajo con la rima también desarrolla lo que conocemos como “conciencia fonológica», destreza fundamental para el aprendizaje de la lectoescritura.
Aunque, para ser sinceros, la parte que a mi juicio es más interesante del desarrollo del lenguaje a través del contacto con la poesía es la que se refiere a la libertad en el uso de las palabras. También, incluso, rompiendo las normas. Fíjate, me sigue sorprendiendo cuando lo hablo con estudiantes: me preguntan “¿tal palabra existe?”, ¡como si no la hubieran ya pronunciado! Desde que se pronuncia, una palabra existe. El Humpty Dumpty de Lewis Carroll lo decía: “las palabras significan exactamente lo que yo quiero que signifiquen. Ni más ni menos”. Pero vivimos absolutamente sometidos a la Academia de la Lengua, creemos que los académicos son los dueños de nuestra lengua, sin ser conscientes de que la lengua es nuestra. Sin duda la Academia cumple una función importante para garantizar la comunicación entre las personas, pero siempre va a la retranca de las innovaciones lingüísticas y de los cambios, que los hacemos las personas. Mucho más en el habla y en el uso expresivo del lenguaje, en los que podemos hacer lo que nos dé la gana, como alterar las reglas ortográficas (así lo hizo César Vallejo en Trilce, por poner un ejemplo), o morfosintácticas (Huidobro y su Altazor es la cita obligada, pero hay tantos…). Esa libertad la enseña la poesía.
Y no hablemos sólo de la poesía como algo que se recibe. También está la poesía que se crea, que crean los niños. Es algo que estamos planteando con determinación ya desde Educación Infantil: si se usa con frecuencia el concepto de “expresión plástica”, ¿por qué no usar también el de “expresión literaria” como objetivo y contenido curricular? En este caso, el de los alumnos que son motivados para crear (oralmente o por escrito) poesía, los beneficios pedagógicos son mucho más evidentes, en la medida en que los niños buscan la palabra precisa, y eso les permite ser más dueños de su lenguaje.
3. ¿Crees qué la poesía está cobrando auge en los nuevos libros infantiles y juveniles que salen al mercado?
No estoy seguro de ello. Ciertamente todo el mercado editorial infantil está en auge desde los años 1990, y por ello aumenta el número de cuentos, el número y calidad de los ilustradores, se inventan nuevos formatos, etc. Pero en cuanto a la poesía, no veo un aumento significativo. La crisis se ha llevado por delante una de las colecciones más importantes que existían de poesía infantil: la colección Caracol de la Diputación de Málaga. Y la reputada colección Ajonjolí sufre las consecuencias de las dificultades editoriales de Hiperión, a quien pertenece. Faktoría K de Libros (perteneciente a Kalandraka) y el CEPLI de Cuenca siguen editando con pausa nuevos títulos, y por supuesto también las grandes editoriales (SM, Anaya, Alfaguara, Susaeta, etc.) esporádicamente dentro de sus colecciones infantiles y juveniles.
Sí puede ser llamativa la aparición de álbumes ilustrados rimados. No siempre son buenos, pero se reconoce el intento. Finalmente, para los más pequeños, encontramos rimas en muchos librojuegos, abecedarios y libros de imágenes. Habría que mirar uno a uno para juzgar el conjunto de su calidad.
4. ¿Cuál sería tu idea perfecta de cómo aplicar la poesía de una manera didáctica?
No me gustaría “pontificar” al respecto. Métodos hay muchos, y conozco gran cantidad de docentes que utilizan ideas geniales para dar juego a la poesía en el aula. Yo no puedo estar en posesión de la verdad en esto, y las pautas generales dependerán de la etapa y del ciclo al que nos refiramos, como es lógico, así como de los grupos de alumnos que encontremos.
Lo que sí sé es lo que no es una aplicación adecuada de la poesía en el aula. En primer lugar, que el docente y los alumnos olviden que la poesía es juego. Me encanta tratar la creación poética y su interpretación y análisis con espíritu lúdico, descubriendo las reglas por las que las palabras consiguen suscitar emociones. Para ello hay que tener una concepción no-restrictiva de la poesía. Hemos mencionado antes las dedicatorias de carpetas, las nanas, los trabalenguas, y otros tantos ejemplos de poesía desdeñada. Hablando con profesores de Secundaria, les animaba a poner canciones de Nach, un MC muy conocido, como ejemplos de recursos poéticos. Y no sólo por “conectar” con el alumnado, sino sobre todo por entender que eso también es poesía. Algunos se sorprendieron, pero creo que la mayoría me entendió. Si no consideramos los profesores que una “pelea de gallos” entre hiphoperos es un acontecimiento tan poético como una competición de bertsolari o una justa poética de vates del Siglo de Oro, no habremos entendido nada.
Así que, en segundo lugar, podríamos decir que la visión del poeta como un ser atormentado, de manos huesudas, escribiendo a la luz de la vela en una buhardilla, es un prejuicio decimonónico y caducado; y, sin embargo, muchas veces lo perpetuamos desde el ámbito docente. No digo que esa imagen no tenga atractivo, pero sería genial que no quedaran fuera de la definición de poesía imágenes mucho más cercanas. ¡Imaginad! En una clase de Diversificación Curricular en Secundaria se puede uno dar de cabezazos contra la pared intentando enseñar algo sobre las Coplas de Jorge Manrique a un grupo de alumnos de etnia gitana, sin comprender que más bien son ellos los que podrían enseñar a los profesores las entretelas del lenguaje poético y la métrica de las coplas con una guitarra en la mano. Y lo pasarían todos en grande, porque la poesía hay que disfrutarla (me refiero tanto a reír con ella como a llorar gracias a ella), si no no vale para nada.
Finalmente, una última manera de no negar la variedad de la poesía, y por lo tanto de resultar “didácticos” en su uso, es reconocer la poesía de tradición oral, para entender que (parafraseando el libro bíblico), en ella “vivimos, nos movemos y existimos”. Ofrecer a los alumnos las retahílas, las canciones de juego infantiles, las canciones de sorteo, los refranes rimados, las burlas (“rebota, rebota, / que tu culo explota”), las adivinanzas, los romances (los cientos de romances, no sólo los tres o cuatro más conocidos), las coplas populares, los brindis, e incluso los eslóganes de anuncios popularizados (“qué bien, qué bien, / hoy comemos con Isabel”) como la parte más cercana del género poético, que además no es privilegio de una clase de “iniciados cultos”, sino patrimonio de todos, me parece clave.
5. ¿Crees acertado utilizar la poesía para la didáctica de otras materias diferentes a la lengua?
Nadie puede prohibir que la literatura se use para otros fines no estrictamente literarios. Ya hay suficientes barreras en el mundo como para encima ponerme yo a trazar otras. No me opongo a que se usen poemas sobre el otoño para introducir una unidad didáctica de las estaciones en Educación Infantil, por ejemplo, o la poesía futurista para hablar de los avances tecnológicos de principios del siglo XX. ¡Bienvenido sea! Pero siendo conscientes de que, más allá de estos usos “instrumentalizados”, lo fundamental de la poesía está en sí misma. Lo contrario sería como querer usar el David de Miguel Ángel para enseñar anatomía… nos estaríamos dejando lo más importante.
6. ¿Quiénes son los autores que más han colaborado en la inclusión de la poesía en el aula, según tu opinión?
Si lo que quiere decir la pregunta es qué autores son los más utilizados en las aulas, lo más llamativo es la preponderancia de autores españoles, con la consecuente ignorancia de que “hay vida” más allá de la poesía en castellano. En esto el currículo en nuestro país es terriblemente arcaico y restrictivo. Ni siquiera la poesía hispanoamericana está suficientemente representada cuando vamos llegando a épocas recientes.
En la etapa de Primaria las estadísticas hablan del uso de poemas sueltos de Lorca, Alberti, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández, Lope de Vega, Samaniego, Gabriel Celaya y Rubén Darío, sobre todo. Pero claro, se usan poemas que ellos no escribieron específicamente para niños en la mayoría de los casos, y eso limita su comprensión por parte de los alumnos. El ejemplo de Miguel Hernández es palmario: sus dolorosas “Nanas de la cebolla” se consideran a veces literatura infantil por el tema de la infancia, no por su idoneidad a esas edades.
Un deseo personal es que los maestros conozcan más la poesía que se escribe específicamente para los niños. Me refiero por supuesto a Gloria Fuertes, pero también a María Elena Walsh, a Celia Viñas, a María Luisa Muñoz de Buendía, Antonio Gómez Yebra, Jairo Aníbal Niño, Lewis Carroll, Edward Lear, etc. Seguramente los maestros la disfrutarían más y los niños la entenderían mejor.
Si la pregunta va dirigida a qué pedagogos han influido más en el uso de la poesía en el aula, resulta difícil saberlo. En el ámbito de la Educación Infantil, que es en el que más me muevo ahora, es esencial reconocer la labor de Carmen Bravo-Villasante en nuestro país. A mí me fascinan también las ideas que escribió el poeta ruso Kornei Chukovski en su libro De dos a cinco. Pero seguramente las voces más influyentes a media y gran escala sean las de los propios maestros cuando cuentan sus experiencias; animo a todos a leer el trabajo con la poesía en el aula de infantil que lleva a cabo Mari Carmen Díez Navarro en su escuela Aire Libre de Alicante.
¡Gracias!
Desde luego, y como suele ser habitual, las respuestas que nos ofrece Ignacio no nos dejan indiferentes. Ignacio ha resaltado la diferencia entre didáctica y educación al hablar de la poesía que todos hemos manejado en alguna época de nuestra vida. Nada como hablar con un experto para dejarnos claras estas diferencias y de este modo poder construir un acertado currículo escolar para incluir, como bien ha dicho él, el concepto de “expresión literaria” dentro de las competencias que debemos cumplir en cada nivel educativo.
Aprovechando el auge que está teniendo la necesidad de tomar en consideración las distintas inteligencias de los alumnos, no debemos menoscabar la importancia de la poesía en el desarrollo emocional y social de nuestros niños y jóvenes.
Y, para comprobar la función más didáctica de la poesía he querido entrevistar a Lourdes Giraldo Vargas, coordinadora del reciente Premio Nacional de Educación a los Equipos Docentes en el ámbito de las TICS a través de su Proyecto Colaborativo de Libro Virtual Gloria Fuertes.
Mª Lourdes Giraldo Vargas
Profesora de EGB (Matemáticas) / Maestra de E. Infantil y Primaria.
Coordinadora e impulsora del Proyecto colaborativo Libro Virtual Gloria Fuertes.
Mi experiencia con las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) se remonta a 1990 cuando escaneaba fotos con las caras de los niños para elaborar fichas y material curricular.
Posteriormente, en el 2005, como Coordinadora del Proyecto TIC en CEIP Al-Andalus (Córdoba), comencé como formadora en las herramientas TIC para su utilización práctica en el aula.
Desde 2009 hasta el curso 2012/2013 como Coordinadora TIC en el CEIP Enríquez Barrios de Córdoba.
Actualmente, curso 2013/2014 , formadora online del profesorado en práctica, en CEP de Córdoba e impartiendo clase en Infantil de 3 años . Para ver más clic aquí.
1. ¿Qué importancia le das a la poesía en el desarrollo curricular?
Una gran importancia que favorece el desarrollo de las competencias lingüísticas, favorece también la adquisición de valores relacionados con la cultura y el arte.
Podemos considerar la poesía como estrategias de aprendizaje: memoria, vocabulario, descubrimiento de la palabra poética, estructuras gramaticales, juegos de palabras, teatro, dramatización…
Con el Libro Virtual, añadimos “las ganas de aprender” al utilizar las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) motivando el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por otro lado, al utilizar las TIC estamos favoreciendo el desarrollo de la competencia digital desde Infantil de manera funcional y creativa.
El disfrute de pequeños y no tan pequeños y las ganas de seguir trabajando desde sus casas para poder editarlos en el Libro Virtual, está prolongando el aprendizaje más allá del aula y la colaboración de las familias.
Durante estos cursos, he podido comprobar que el alumnado consideran a Lorca y a Gloria Fuertes como “fan” y quieren ser poetas, escritores…, escribiendo sus propios poemas en el Libro Virtual. En verano un alumno de 3º de Primaria me comentó por email que le gustaría saber qué poetas trabajaríamos el próximo curso.
2. ¿Cómo se te ocurrió la idea de poner en marcha un proyecto colaborativo a partir de los poemas de Gloria Fuertes?
Llevo varios cursos , desde el cursos 2007/08, trabajando con el Libro Virtual con el alumnado para fomentar la lectura y la escritura con el ordenador y publicando sus creaciones en la red. Creando jóvenes escritores, desde Infantil, que pueden publicar en la red sin necesidad de registrarse (menores de edad). Son varios los Libros Virtuales creado para trabajar a nivel de centro, ver en lourdesgiraldo.net.
En el curso 2011/12, la Consejería de Educación pone en marcha la Web García Lorca para acercar la figura de García Lorca a los escolares en el 75º aniversario de su muerte. Se me ocurrió crear el Libro Virtual Federico García Lorca en mi servidor y el blog del proyecto colaborativo con los objetivos, contenidos, actividades, … y un formulario de inscripción.
Lancé la propuesta por las redes sociales y las respuestas fueron rápidas y numerosas. Según se van inscribiendo en el formulario les adjudico un capítulo con el nombre del centro y les crea una clave para que administren su capítulo.
El proyecto colaborativo internacional Libro Virtual F.G. Lorca, lo presenté a los premios Fundación Telefónica de Innovación Educativa y conseguimos el primer premio en la Modalidad D (trabajos que responden al uso pedagógico de trabajar en proyectos interescolares en el aula).
Por parte del Ministerio de Educación fue distinguido con el sello “Buena Práctica Leer.es” en enero 2012 , en la categoría de «Trabajos de cooperación entre centros» que concede el Ministerio de Educación a través de blog del centro virtual Leer.es, dedicado al fomento de la lectura.
Además de los premios obtenidos, fue una gran experiencia de trabajo en los equipos de docentes, alumnado y familias aprendiendo TODOS de TODOS como dice Vigotsky «aprender del otro y con el otro». Tenemos que aprovechar los recursos de la era digital fomentando actitudes de trabajo colaborativo y acercar la poesía a los escolares utilizando herramientas de la Web 2.0″ ; adaptando las actividades a la edad del alumnado, posibilitando el desarrollo de la creatividad y la motivación.
Lo más gratificante, tanto para el alumnado como para el profesorado participante, es que entre todos estamos creando un GRAN LIBRO LORQUIANO, participando activamente en su creación, sintiéndose protagonistas y constructores de su propio aprendizaje.
El siguiente curso 2012/13, pensé continuar en la misma línea de trabajo colaborativo comenzado con Lorca pero con una mujer. La primera mujer poeta que se nos viene a la cabeza es nuestra querida Gloria Fuertes, “la poeta de los niños/as” . Creé el Libro Colaborativo y la Web del Proyecto con los objetivos, contenidos, actividades,..y formulario de inscripción.
El 8 de septiembre 2012, lancé la propuesta por las redes sociales de Facebook y Twitter. Al igual que con el libro de Lorca, creo un capítulo por centro y les envío la contraseña.Cada docente administra y gestiona su capítulo.
En el actual curso 2013/14, tenemos en marcha un nuevo proyecto colaborativo internacional “ Proyecto C. I. Libros del siglo XXI para Infantil y Primaria “.
3. ¿En qué ha influido el hecho de trabajar con poesía en el aprendizaje de los centros que han llevado a cabo el proyecto?
Principalmente ha influido en poder compartir experiencia de diversos centro dentro y fuera de España, acercando la poesía a los escolares de manera divertida potenciando la lectura y la escritura con las TIC.
Por otro lado, el Proyecto Colaborativo Libro Virtual @PCLibroVirtual se está convirtiendo en una auténtica formación TIC en la que docentes y alumnado van volcando sus experiencias y trabajos realizados de manera creativa; creando Libros Virtuales o verdaderas enciclopedias online en software libre al alcance de cualquier escolar con formato de libro, que se asemeja a los cuadernos utilizados en clase, facilitando su integración, desde E. Infantil, en el mundo escolar.
4. ¿Cómo relacionarías poesía y didáctica?
En los dos proyectos colaborativos, Lorca y Gloria Fuertes, se han realizado mediante actividades en las diferentes áreas del currículum, relacionando la figura de un poeta, con la historia, la literatura, el arte, la música…y en los temas transversales mediante las actividades conmemorativas realizadas a lo largo del curso escolar: Día del niño, Día de la Lectura, Día de la Paz, Día de la igualdad de género, Día de la poesía, Día del Libro,… una oportunidad de globalizar la enseñanza y de realizar una verdadera programación interdisciplinar.
5. Os han otorgado el premio nacional de educación a los equipos docentes en la modalidad de Proyectos de colaboración nacional en el ámbito de las TICS ¿Consideras que ha sido importante el utilizar la poesía para que haya funcionado tan bien con el alumnado?¿Por qué?
Creo que sí, que el alumnado conecta con la poesía, y el libro virtual es una forma creativa de acercar al alumnado a la poesía y a grandes escritores desde las diversas competencias cognitivas (Lingüística, Musicales y Artísticas), actitudinales, reflexivas,… promoviendo aprendizajes por proyectos y desarrollando habilidades para buscar, obtener y comunicar la información de una manera creativa y utilizando distintas herramientas de la Web 2.0. (tanto docentes como alumnado) en la práctica del aula y en pro de la calidad de la enseñanza.
Tras la experiencia de Lourdes e Ignacio en el campo poético podemos decir que sí, que con la poesía se aprende, que se hace necesaria de una manera didáctica y educativa, que los niños la aprecian en sí misma y favorece diversas competencias que necesitan para seguir aprendiendo.
Quiero agradecer la disposición de ambos expertos y su colaboración en este artículo para ayudarnos a mejorar cada día en la educación de los niños y en la integración de la poesía en el mundo.