Cicatriz en el corazón, Enrique Cruz-Calonge,
3ER CICLO, AGON�A, SUFRIMIENTO Y CREACIÓN DE UN NUEVO SER,
50X70, Técnica Mixta, 2004-2006

Los que bebemos del pozo, no hemos de olvidar a aquellos que lo cavaron. Así subtitulamos nuestro nuevo número de Ibi Oculus, con la inevitable presencia de la cita en castellano en la cabecera, para que nuestros lectores puedan degustarla .

Haciéndonos eco de este refrán chino que paradojicamente preside en gaélico el lema del festival poético hispano-irlandés The Well (El Manantial) –que acaba de celebrar su sexta edición en la capital española– queremos reflejar una de las constantes que nos acompañan en la realización de esta revista. La de estrechar el cerco de todo lo que nos antecede en beneficio de la palabra poética, para gustarla en el presente y mejor poder proyectarla hacia el futuro.

Por eso, y pensando precisamente en este presente, y en ese futuro, reparamos en dos ejemplos de las tendencias que desde hace ya casi un lustro vienen dándose en el panorama poético actual. Nos referimos al extraordinario impulso que está teniendo la expresión pública de la poesía ya que, como decimos en la entradilla de la sección que dedicamos a tal efecto, «los recitales, la poesía teatralizada y las performances proliferan». También a la preponderancia del formato digital en las comunicaciones, que lo normal es que acabe condicionando –lo va haciendo ya– de una forma u otra la manera en la que se aborden las obras poéticas. En ambos casos, conviene mencionar una afirmación obvia que, no por el hecho de serlo, resulta menos pertinente recordarla: la poesía se hace con palabras. Por eso, sin ellas, podrá haber audiovisuales poéticos, performances, prospecciones líricas más o menos afortunadas ya sea en el ámbito publicitario u otros contextos, gestos amparados en lo poético en todos los casos, pero no habrá poesía.

De hecho, lo interesante de ésta es que de la palabra nace y sin ella muere. Y lo que queda fuera es, en la mejor de las ocasiones, una hermosa transformación. Así nos lo dice John Liddy, el alma impulsora del proyecto The Well, cuando afirma: «dicha transformación realmente ocurre cuando [...] liberamos una canción, bailamos una pieza musical o una poesía. La esencia del  significado y sentimiento, quizás, sean transportadas, y  permitan al lector, al receptor o al espectador, crear una relación cercana con dicho trabajo».

Confiamos con este nuevo número de nuestra revista poder rendir cuentas con la palabra provocada, la palabra encendida, la palabra poética, en suma. Y contribuir a difundir también las diferentes manifestaciones de sus hermosas transformaciones, acaso lo que en última instancia nos justifica ante el público, no así ante los lectores.

Estos, antes bien, precisan que la fuerza creadora de las palabras hunda su raíz en la palabra originaria, en la que nos precedió y alienta cuanto hacemos. En la que nos acompaña y convoca a los poetas a cantar con palabras la gran escena del mundo.