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Poesía para dragones
Por Pablo Luque Pinilla
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Introducción 
Una introducción al hecho poético a los niños de 3º de infantil. Colegio Internacional Kolbe

 

 


Introducción
 

 

 

Se reproducen a continuación los apuntes que tomé para una intervención en el Colegio Internacional Kolbe al que fui invitado para hablar de poesía a los niños de tercero de infantil (5-6 años).

 

Aclararé, antes que nada, que todos los ejemplos de poemas en ella abordados tratan el tema de los castillos, que era el asunto del semestre para estos niños. No en vano, llevaban desde el mes de febrero aprendiendo cosas acerca de los castillos, sobre los que tuvieron numerosas actividades.

 

A menudo afrontamos el hecho poético desde una perspectiva grave y trascedente en detrimento de algunas otras facetas que también le son propias. La poesía, como bien nos explica Ignacio Rodríguez en su artículo del primer número de esta sección, es muy preciada por los niños y tiene para ellos cualidades notables.

 

Esta intervención no pretendía que los niños aprendieran nada en concreto sobre la poesía. Mal que bien todos ellos habían leído o escuchado poemas más o menos sencillos en alguna ocasión. Más bien buscaba despertar su interés por la palabra y las palabras, invitarles a jugar con ellas y presentarles una realidad, la de la poesía, como un hecho vivo y asequible también para su edad.

 

Lo aquí escrito no recoge literalmente el contenido de la intervención. Se trata de un guión en el que me basé para conducir el encuentro. Desde un primer momento tuve claro que los niños no prestarían atención si no los distraía continuamente con alguna excusa durante la charla. Se han recogido algunos de estos ejemplos, pero es imposible reproducir todos ellos o todos los incisos durante la exposición.

 

Los aludidos «ratones» y «dragones» de este artículo son los niños de primero (3-4 años) y tercero (5-6 años) de infantil respectivamente, tal y como ellos se denominan en este colegio.

 

Agradezco a las profesoras de infantil del Colegio Internacional Kolbe su invitación y la cooperación en todo momento durante el desarrollo del acto. Sin su participación la actividad hubiera sido irrealizable, pues, al fin y al cabo, ellas tienen la experiencia en el trato a los más pequeños del centro.

 

Tras el saludo inicial comenzó la charla.

 

 

 


 

 

Una introducción al hecho poético a los niños de 3º de infantil. Colegio Internacional Kolbe. Junio de 2009

 

 


        

 

Por qué escribimos poesía los poetas

 

Bueno, yo puedo hablaros de por qué escribo poesía yo, que seguramente se parezca bastante a lo que piensan muchos otros poetas.

 

A vosotros, que ya sois unos niños muy mayores y habéis aprendido a hablar muy bien, ¿no os pasa que cuando escucháis a los ratones ―o a vuestros hermanos pequeños, si los tenéis― os hace gracia cómo dicen algunas cosas? De hecho, como están aprendiendo a hablar bien, todavía hay palabras y formas de decir las cosas que necesitan descubrir. Ver cómo los ratones van poco a poco encontrando las palabras para explicarse es bonito y divertido.

 

Yo creo que, en el fondo, los poetas queremos seguir siendo ratones, porque queremos seguir aprendiendo a hablar. Pero ¡si los mayores ya sabéis hablar!, me diréis. Sí, es cierto, pero me refiero a una forma especial de decir las cosas: la poesía.

 

Los poetas, además, tenemos un secreto. Hemos descubierto que, al igual que a los que sabemos hablar nos gusta escuchar cómo aprenden a hacerlo los ratones, a la gente le gusta escuchar cómo aprenden y consiguen decir las cosas de una forma diferente los poetas.

 

 

¿Y cómo es esta forma diferente de decir las cosas?

 

En primer lugar, es una forma de decirlas que hace que éstas nos llamen más la atención, porque suenan más musicales, porque se dicen de una forma más graciosa, y porque resultan así más interesantes y llamativas.

 

Ejemplo: Poema de Gloria Fuertes:

 

 

Este castillo encantado
está en un monte pelado.
Aunque tiene ya mil años,
se conservan sus peldaños.

Se conserva de este modo,
con sus fantasmas y todo.
Sus almenas defensivas,
sus torres reconstruidas.

 

Este castillo encantado
está en un monte pelado.
Es un castillo famoso,
con su puente y con su foso.

Las ventanas alargadas,
tiene dos en las fachadas.
Un castillo de castilla
¡siempre es una maravilla!

Este castillo encantado
está en un monte pelado.
Es un castillo famoso,
con su puente y con su foso.

Un castillo de castilla
¡siempre es una maravilla!
Un castillo de castilla
¡siempre es una maravilla!

 

 

 

 

Como veis es ameno y más bello hablar así de un castillo. Mejor que limitarse a decir que los castillos en Castilla son estupendos, como un castillo encantado que yo conozco.

 

Pero no sólo es esto la poesía. Ésta, además, al mezclar las palabras de forma especial, permite decir más cosas de las que habitualmente se pueden decir con el lenguaje ordinario.

 

Si digo «El rey está triste» y luego digo (moviendo las manos para expresar una gran cantidad) ―«El rey está triste», ¿sabéis decirme qué rey está más triste? Pero si ahora digo (moviendo mucho más las manos para expresar una gran cantidad) ―«El rey está triste, triste», sabéis decirme ¿qué rey está ahora más triste? Pero si ahora decimos (todos y elevando la voz y moviendo las manos mucho para expresar una gran cantidad) ―«El rey está triste, triste, triste» ¿Cuál es el rey más triste de todos? Pues veréis, con la poesía se pude hablar de un rey mucho más triste que el último, sin necesidad de decir varias veces la palabra «triste», sin necesidad de mover las manos, sin necesidad de gritar todos; mediante un sencillo poema, que leeré únicamente yo:

 

Ejemplo: Poema de  Ignacio Rodríguez

 

 

  

 




El castillo tenía un rey

que lloraba tantas veces,

que en sus oscuras mazmorras,

en vez de presos tenía peces.

   

 

 

¿Cuánto lloraba el rey? ¿Alguien me sabe decir en qué medida el rey lloraba? Sin duda este es el rey más triste de todos.

 

 

¿Qué podemos, entonces, encontrar en un poema?

 

Dado lo que acabamos de explicar, en un poema podemos encontrar una forma diferente, bella y nueva de decir las cosas, y también una forma de decir más cosas de las que podemos decir con el lenguaje normal.

 

 

Invitación

 

Por eso os animo a que os atreváis a jugar con las palabras, y a que apreciéis valioso lo que se os ocurra cuando os guste el resultado, aunque a priori no pueda parecer una poesía, siempre que cumpla con lo que hemos comentado: decir las cosas mejor y expresar lo inexpresable por otros medios. De hecho, observando las cosas y pensando en la relación de esas cosas entre sí, se construyen buenos poemas.

 

Un día mi hija Sara, cuando tenía cuatro años, dijo:

 

El pantalón se peina

y el pelo se plancha.

 

Sara, le dije, eso es una idea poética y bien podría formar parte de un poema, o serlo en sí mismo, porque has venido a expresar, jugando con las palabras, una idea curiosa: Los pantalones de pana, parecen planchados con peine, y el pelo largo y liso de mamá parece peinado con plancha.

 

Es decir, había descubierto una relación divertida y sugerente entre palabras.

 

Después, yo creo que algo crecida en su orgullo, dijo:

 

―Tengo otro:

 

La lámpara echa agua y la ducha da luz.


También es bueno que tengáis en cuenta que aprender poemas de memoria es muy bueno para ejercitarla. En este sentido, os ayuda mucho la rima. De hecho, los niños de vuestra edad soléis preferir los poemas con rima.

 

También os obliga a comprender el significado de lo que dicen los poemas, por lo que este trabajo también estimula vuestra capacidad de razonamiento y vuestro vocabulario.

 

Por eso, ahora quisiera saber quiénes de vosotros viven en una casa de paja (no se levanta ninguna mano). Ahora quisiera saber quiénes lo hacen en una casa de barro (no se levanta ninguna mano). Ahora quiénes viven en una casa hecha con ladrillos (se levantan casi todas las manos). Como veis, los ladrillos son muy importantes para construir casas, y sin ellas no las podéis hacer bien. De la misma manera, las palabras son imprescindibles para construir el pensamiento, y cuanto mejor conozcáis el lenguaje, mejor podréis pensar. Es cierto que, como los ladrillos, las palabras, aún conociéndose, pueden desperdiciarse, pero no es menos cierto que sin ellas no podemos pensar.

 

Por último, un poema es una estupenda manera de contar una historia de una manera mágica, de tal forma que os resulte más fácil captar la enseñanza de la historia. Los poemas que hacen esto tradicionalmente se conocen como fábulas.

 

Ejemplo: Fábula de Samaniego:


            EL PERRO Y EL COCODRILO

 

Bebiendo un Perro en el Nilo,
al mismo tiempo corría.
«¡Bebe quieto!», le decía
un taimado Cocodrilo.
Díjole el Perro, prudente:
«Dañoso es beber y andar;
pero, ¿es sano el aguardar
a que me claves el diente?»
¡Oh; qué docto perro viejo!
Yo venero su sentir
en esto de no seguir
del enemigo el consejo.

 

 

Por supuesto, el cocodrilo de este poema vivía en el foso de un castillo al que un perro se acercaba a beber.

                

 

Algunas observaciones sobre la forma poética

 

Sólo para que os suenen algunas cosas de las que ahora no tenéis que preocuparos en absoluto, ya que cuando seáis más mayores las iréis conociendo poco a poco.

 

Como sabéis, hay diferentes tipos de ladrillos y diferentes tipos de casas. Los diferentes tipos de ladrillos se utilizan para construir casas empleando para ello lo que se conoce como «técnica». En la poesía también existe una «técnica» para juntar las palabras y construir los poemas. En este sentido oiréis hablar de cosas como «métrica» o «estilística».

 

Por otro lado, las casas construidas pueden ser de tipos muy diversos. ¿Me podéis decir qué tipos de casas conocéis? Lo importante de todas ellas es que estén bien hechas. Luego cada uno preferirá vivir en una distinta, pero si son buenas, todas son necesarias y útiles para sus habitantes. Con los poemas sucede igual. Hay tantas formas de hacer poemas como poetas. En este sentido, se dice que cada poeta tiene su estilo. Y lo importante es que, independientemente del estilo, un poema esté bien construido, sea bueno.

 

En cualquier caso, como os decía, vosotros no os tenéis que preocupar de estas cosas ahora, ya que lo fundamental es que os atreváis a jugar con las palabras. Cuando os surja haciendo juegos en el patio, cuando se os olvide la letra de una canción, para que os la inventéis, cuando se os ocurran cosas divertidas, curiosas o bellas, para que las escribáis.

 

Por eso, de momento, vosotros, cuando os hablen de poesía, pensad en jugar con las palabras, porque entre otras cosas, los mayores también a veces complicamos las cosas en exceso, incluso cuando las pensamos para vosotros.

 

Para que lo entendáis y le perdáis el respeto a la poesía como una cosa sólo de adultos, os contaré una historia interesante a modo de anécdota sobre lo que le pasó a un niño de nueve años cuando leyó un libro de poesía de mayores.

 

Hubo un poeta que conozco que invitó a este niño (hijo a su vez de otro poeta que conozco) a ser uno de los presentadores de su libro de poemas recién publicado. La presentación tenía el aliciente añadido de que el poeta había anunciado la presencia de una personalidad por confirmar en el acto. Imaginaos la cara del auditorio cuando quien subió a la mesa fue un niño de nueve años. Pues bien, ¿sabéis lo que le dijo este niño al poeta sobre su libro?: Que el libro no le había interesado mucho, porque había muchas cosas que no comprendía; que a la portada la faltaban colores; que no pudo encontrar rimas en el libro; y que no fue capaz de pasar de la mitad.

 

Sencillamente sucede que vosotros poseéis una envidiable espontaneidad y capacidad de asombro que los mayores, en nuestro afán por controlar y analizar todo, olvidamos. Estas cualidades son sumamente importantes. No lo olvidéis.

 

 

Algunos poemas

 

Poema de Ignacio Rodríguez:

 

La Luna volaba alegre

por el cielo estrellado,

iluminando las altas almenas

de un viejo castillo encantado.

 

Un castillo en el que vivía

un fantasma peculiar.

No le gustaba dar sustos

sino leer y estudiar.

 

Cuando tenía invitados

les contaba alguna historia,

porque además de aplicado

tenía muy buena memoria

 

Si alguno de vosotros

en el castillo quiera entrar,

esta noche, cerrad los ojos,

y quizás lo podáis lograr.

 

 

Poema de la tradición:

 

En este poema veremos cómo la poesía, se puede hacer cada vez más compleja, como sucede con este texto cuyas primeras versiones rondan manuscritas desde hace más de quinientos años. En él encontraréis un lenguaje algo más complicado. El ruiseñor y la calandria son pájaros, «cuitado» es afligido; «galardón» es recompensa, aquí utilizada para desear mal al ballestero, que como sabéis, por todo lo que habéis estudiado sobre castillos, es un soldado que tira flechas con una ballesta.

 

 

Anónimo

 

ROMANCE DEL PRISIONERO

 

Que por Mayo era por Mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo triste cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuando es de día
ni cuando las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
dele Dios mal galardón.

 

 

 

 

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