Los dos mares de tinta Gerardo Cárdenas Robles: Selección poética
Aniela Rodríguez Zapata: Selección poética
Los dos mares de tinta Por Gerardo Cárdenas Robles
Gerardo Cárdenas Robles y Aniela Rodríguez Zapata
«Te escalaré en silencio,
exhausta de anhelarte
y seremos dos leños nutriendo el mismo fuego»
Cristina Peri Rossi
La palabra sobre el papel es una extensión de lo fantástico, de las coincidencias, y de toda manifestación surgida de los maravillosos impactos entre una vida y otra, dos realidades. La conciliación de las obras poéticas en cuestión es un resultado del encuentro ⎯según lo mencionado⎯ de dos entes apegados a la creación, que, en cierto punto de su vida, se cruzaron en el camino de las letras y del destino, dando paso a un trabajo conjunto repleto de matices, ya semejantes, ya únicos, que presentan dos estilos de poesía fundidos por la energía de las casualidades.
La inspiración surge de la contemplación, de aquellas postales en movimiento que ingenuamente transformamos en estáticas. Somos títeres de las horas y los minutos. Somos dos ínsulas que se acercan para contarse las historias de dos miradas distintas, de dos tiempos dispares, de dos mundos a distancia. En este trabajo se encierran un prisma por donde se develan dos ciudades y dos imaginantes que soñaron crear de dos universos, uno solo.
La expresión como guía, y la búsqueda como pasión. Los dos mares de la tinta se bifurcan y parten desde los retazos poéticos y narrativos más sutiles, puesto que los poemas contenidos en la obra, hacen un intento por armar una historia tácita que se descubra poco a poco entre las costuras de un extremo creador, y otro, dentro del mismo e imperturbable círculo que los mantiene unidos.
Es complicado dar a entender la forma exacta en ambos discursos poéticos llegan a conjugarse de una forma tan armónica, portando una intención tan compartida y clara. Tal vez, la única respuesta es la entrega, en muchos y muy diversos sentidos. Un poeta no debe ostentar únicamente un lenguaje adecuado y una serie de conocimientos propicios para llegar a la creación, sino que debe verterse enteramente al proceso que le ha de encaminar por el sendero amplio y tortuoso de la poesía.
Además un trabajo de esta índole, creado por un par de cómplices ⎯en razón de obra libertadora⎯ para emprender una escrutinio compartido, por el plano de las ideas y la exploración literaria, es capaz de poner al lector en un estado de sensibilidad fuera de los convencionalismos y sentidos estrictos que suelen atribuírsele a la poesía.
Puede decirse que estamos ante un conjunto de palabras que promete trepar por la mente de cada leer, plantando unas y otras propuestas, sin imponer ni una sola idea, una palabra; porque la poesía es tacto sincero de nuestra esencia natural, y de ahí nace, sin imponerse, sólo planeando sobre la belleza, contemplándola.
Gerardo Cárdenas Robles: breve semblanza bio-bibliográfica
Gerardo Cárdenas Robles
Gerardo Cárdenas Robles, nació un 1 de marzo de 1991 en Cuauhtémoc, Chihuahua, Méjico.
Actualmente cursa el cuarto semestre de la carrera de Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Ha obtenido numerosos premios en poesía y cuento, así como el reconocimiento al artista más destacado de su generación por parte del Centro de Bachillerato Tecnológico y de Servicios #117.
Ha pertenecido a los talleres de creación literaria: Calíope, de la Universidad Autónoma de Chihuahua; Scripta Manent, coordinado por el escritor José Luis Domínguez, por parte del departamento de Arte y Cultura del Municipio de Cuauhtémoc; y a los Talleres de Creación Literaria coordinados por el escritor Raúl Manríquez Moreno, mediante el programa Salas de Lectura de Gobierno del Estado.
Entre sus publicaciones cuenta con el poemario El silencio de las cosas, por Tintanueva Ediciones. El libro se terminó de imprimir el mes de marzo de 2010 en los talleres de CEIDESA, de México, Distrito Federal, con una tirada de 1000 ejemplares. Dicha publicación fue apoyada por CONACULTA, Gobierno del Estado y Gobierno Municipal. También, ha participado en las revistas Rawr (www.rawr.com.mx) y Clarimonda.
Gerardo Cárdenas Robles: selección poética
COMO QUIEN NO TIENE MÁS QUE HUESOS
Ante todo se busca repeler el intolerable juego que se guarda en las paredes alejarse de eso que tienen los armarios un ruido de agua cayendo siempre sobre el mismo papel y la misma tumba.
Es claro que la memoria se gasta en el trayecto como si fuera tan simple astillar los interminables signos rostros que vamos recogiendo del día ausente a veces de algún ruido que desde lejos busca envolver entre mantas acrisoladas el cuerpo metálico de los faroles.
El hombre es un laberinto sencillo. Le gusta caminar por la madrugada huérfana de flor repleta de mujeres que esperan en el polen vertido sobre los espacios entre un edificio y la desmaña de los dedos figuras maleables tomándose por sorpresa resbalando desde los tejados recomponiendo ángulos que encienden la última sensación del despojo
Tú nunca sabrás a dónde va esto. La nube es nube todo el tiempo y no hay necesidad de abrirle la boca gigantesca de agua o prenderla y marcar su anatomía ceniza explotando en algún nido.
Se escucha el viaje mira cómo se nos pierden las palabras sólo puedo pensarte esperando en una lejanía que encuentra sus propias fieras te toco gota de mármol te digo las canciones de mi paso por la vejez adormecida en los parques
Ya pronto entenderás que me estoy quedando solo cerca de la marginación de la tinta de todo el quebranto entre servilletas sucias de realidad
Hay un minuto que me salva de mí me extravío de los lugares que aún pudieran vociferar mi presencia lacónica mi presente que no se divide más aunque le abordan las calles interminables escondidas en el comienzo esencial de todos los movimientos y las diferencias.
IMAGINO UN ALTAR…
Imagino un altar en esas puertas delicadas claridad de un cuerpo a punto de volverse vitrina de lo humano.
Te encuentro te revuelvo en la carrera gobernable de las uñas o en el licor o en las frazadas violentas sobre un frío debilitado encantamiento astral orilla que pulsa de arena y complacencia
Hay un día que vemos la mirada como el lugar más próximo vemos las manos y los hombros y algo se desliza Envuelve cada parte repta con la paciencia desentendida de un ciego por poco perdiéndose en el vértigo de las ventanas de los ojos que descubren una soledad prevista
Nunca se sabe cuántas pausas habrá desde el cuello hasta el arrebato violentado de la prenda
Ni el número de ondulaciones ni el olor exacto o el ejército de pequeñas caricias que le han agitado sin arrancarla
esperando los muros el tiempo la circunstancia que desata los dedos y la avidez que también se desnuda con las piernas y el abdomen
Me adelanto al derrumbe que se va poniendo ácido entre los labios como jugando a borrarse o a esconder sin saber qué esconde
Hace llama sonido y pérdida de incontenible luz.
INSINUACIÓN DEL ROCÍO
Suave como una antorcha en la única verdad de los pasos antiguo y siempre nacedor de la planta que olvida el tallo
Vacío me alejo y contrapongo de lo que se guarda en las costras
en calma cúpula de lluvia entre los leones solos
Germen que se apaga de las entrañas bajando vueltas hoja y luego tierra
nada más que nidos atravesados por el ruido de los que guardan una tormenta de incienso
Antes de morder la yerba un ojo de libélula dispone el campo para la ceguedad que tiende sueño arriba y no se cubre tibiamente en la miel de la roca nuestra
Soy lo que se dirán entre colibrís enorme y circular jaula de hombre sin espacio oscurecido.
LA COMPAÑÍA DE FUEGO
Resulta que anochecí en la flora de los predadores.
A veces tengo que pensar en la existencia que parte más allá del pistilo uniéndose con las manos de la sed.
Somos un solo engendrador que se destruye para el fruto cuando suele pasar el río entre nuestras larvas.
TRÍPTICO DE VISIONES
Se mantiene este ojo con pequeñas perlas.
A un lado hay un trazo que guarda la llama, que se tiende al antiguo lema de las súplicas, y se apaga y tiembla, y sigue temblando.
No se derriten las máscaras. Se nubla el respiro de un amanecer estrangulado con sus propios alambres, mientras el fondo de la ceniza mantiene su nuevo invierno.
Pero no me des forma, mírame ahora que pierdo la trayectoria de los barcos, tímida decadencia que brota de las palabras.
Mírame desde lejos y sin mirar, mírame con tus dedos de ave, con esas extremidades que sumerges tiernamente en la dureza de lo invisible.
Fija tu caída en otro lugar, impacta contra cualquier sonido, piérdete, como yo, sin buscar eso que persiguen las venas, imaginando círculos y mentiras, salvando lo que no es posible.
Pero se alejan las últimas pisadas y la muchedumbre es ahora esa perla, un camino de bestias y gritos girando en espiral entre un momento y otro.
BRUMA
Éste es el sonido de lo incierto, y no puedo romper la penumbra. No puedo rasgar el secreto que se devora las soledades.
Lo que yo digo es un vacío de palabras, una absoluta pérdida, un intento por abrir los pétalos de la carne. Débil.
Las voces van hacia arriba -fuego de las palmas y los astros- cayendo de algún hueso que no deja el sabor a tranquilidad, a dulce y apagado delirio.
Cayendo, sí, cuando todo se pierde en ese grito adormecido, torpe y sin forma, que nace apenas de los recuerdos.
Y es sino para existir que todo sueño se extingue.
Para saber cuán vago es el incendio de los cristales, un ojo callado y distante que limpia el borde de la madrugada.
ILACIÓN DE OBLICUIDADES
Siempre queda avidez tras la roca en nuestro costado, hay limitación también en lo eterno, frágiles estelas de larva.
Bulle la ferocidad, el animal espectro de las letras, la inconsciente aniquilación de los vapores y las imágenes congeladas.
Siempre araño la párvula representación del cielo en los brotes de la inmovilidad, estatuaria corteza, lenguas que fingen encuentros bajo un cruel filo de vacuidades.
Todo es presencia invisible de lo antiguo, lo que rompieron grandes bocas en el cristal, peces muriendo dulcemente en las súplicas, mientras se desangra una tentación entre los capullos nocturnos de cualquier viaje. Es que la tarde es tan pausada sombra, y, en el tiempo que todo lo contiene, dejan de ser las calles y la distancia: verdad de esto que me partió el cuello con una caricia de mano en llamas.
Hay esos fragmentos que enterraron en la costa, sonidos que arranco de esqueletos en ventana de alguna celda, angustias de paraíso abierto por la espalda, raído de sueños y subterráneas palabras de sosiego.
Como si hubiera un estallido que limpia las palmas, una carcajada de milagro líquido.
Pero nunca pasa, y siguen los preludios pausados a un lado de la mirada y el paladar, rumiando la barrera sutil de algo posible.
Y lo escribo con tranquilidad. Busco en la arena de los sentidos, cráter de ángeles que llovieron desde una garganta de efigie, de gárgola que regresa constantemente a cuando nada había, como los relojes, por nostalgia y soledad.
Esto es el momento, golpe que suavemente descubre raíces envenenadas en el camino largo de las venas y los lirios. Por eso y por el aislamiento, es que me gusta perderme y soportar el calor de los contornos.
Volcándose y dando tumbos al interior de la bruma, llegando del corazón mismo de lo etéreo, pintando miradas que arden como orlas en la silueta de la incertidumbre.
Será que merezco la edad de los sueños, en esta mi piel que de nunca sabe y en los todos desconoce inciertas fachadas de tierra, que de algún modo me quedé absorto en el iris corrupto y las baldosas de mi encierro. Allá, cuando las trompetas anuncien la perdición de la tinta, el viento y los preludios abrirán selectivos cadalsos para los que sigan en pie, agitando las alas.
Brasas y mediación en lo oscuro, rota, desgranada y débil, espera de arrebatados juegos.
Tenía que decirlo: el final es sólo pequeñas fisuras, un quebranto del juego en que todo pasa.
Aniela Rodríguez Zapata: breve semblanza bio-bibliográfica
Aniela Rodríguez Zapata
Aniela Rodríguez Zapata, nace un 3 de enero de 1992, en la ciudad de Chihuahua, Chihuahua.
Actualmente cursa el cuarto semestre de la carrera de Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Ha sido ganadora de varios certámenes literarios entre creación poética y cuento desde la educación secundaria. Fue becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas en el Curso de Creación para Jóvenes 2010, efectuado en la Ciudad de Xalapa, Veracruz. Ha participado en certámenes como el Encuentro Nacional de Artistas Jóvenes Independientes, realizado el año 2008 en la Ciudad de México, Distrito Federal. Fue ponente en el Primer Congreso de la Palabra organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UACh, así como en diversas mesas de lectura de la misma institución.
Ha publicado su creación en las revistas Rawr, Baku, Pastizal, Galápago y Sapiencia, todas de diversas entidades de la República Mexicana. Por el momento, se encuentra en proceso de edición la antología de cuentos titulada Encuentros de Editorial Anagma en la que colabora, y una más organizada por la revista Infraarte con algunos poemas de su autoría.
Aniela Rodríguez Zapata: selección poética
ESPIRAL
Cuánta razón tienes al quitarme todas las plumas de la boca Y venderle unos minutos al dilema. Comprendo: Las piedras no te dañan los riñones Con su 7:25 Julius jode mucho Un especial de terminaciones resplandece los miércoles Digamos que así es la vida cuando se secan las cataratas Y Odiseo vuelve a ser el de los ojos ámbar. Todo esto me tiene incondicional y sorprendido Siempre he sabido que la fortaleza es de muchos lados ojos de mosca y labios de hipogrifo La bruja canta un nuevo encantamiento Y yo te estrujo las arterias en la boca del verano.
A UNA AZOTEA
La culpa no es mía cuando apaga las luces el camino También recé con la luz del cautiverio: Olvida los podridos dedos en el óleo Olvida los cadáveres que se entumen en el lente. He bosquejado una mirada sin instrumento. Atisba bien la llave: Angelina es un nombre tan solemne Olvida la esfera de María Olvida azotehuelas, museos y armarios. Olvida los fantasmas.
Quise correr sin pies Quise extender mis líneas más allá del lienzo
Olvida decir buenos días, señorita ¿Gusta usted otro café? tener miedo, no estoy muerto no alcanzo tu risa, no me incendio de cerrojos. Olvida perderte Olvida agua viva, las noches las moradas clericot aire inmenso terracota de las costras. Olvida el miedo
Señorita, ¿más café?
Olvida -ojalá Rumor con sonido de abismo Voz: melancólico agujero el taladro de los días y el sabor de la cerveza Autopista olvida las luces
Luces olvida eternamente.
Voy a estampar mis uñas en el vidrio Tal vez doble la esquina incendiando las ventanas.
ÉPSILON I
Tú eliges el lugar de la herida en donde hablamos nuestro silencio. Alejandra Pizarnik
La antigüedad de los silencios no puede medirse con parámetros de ruido; acaso cerrando la puerta de tajo los ojos dejan de gritar fumarola, se enlucielabisman, cantan entusiasmados el himno del abandono, uno termina por quedarse cuerdo de tanto pensar en las botellas rotas que en un rincón se escupen. La sobriedad no se mide con la espuma de los mares ni con el oficio ancestral de convertirse en bicho solitario o animal carroñero de las páginas. Sentirse ebrio es probar la savia de tus manos en los eslabones de mis huesos. Puedo decir de una vez por todas: así es como duele el tener la saeta en el costado, como quien cae de una espiral a otra para aterrizar los pies en el pelaje de la nube. ¿Cuándo conoceré el vientre que verá florecer mi vuelo? ¿En dónde dejé olvidados los siete sentidos de mis párpados insomnes? Y entonces, ¿cuándo volarán entre mis venas los volcanes de los ríos? ¿Cuándo pediré en prenda la vocación eterna de creer que soy de aire para convertirme en otra herida? ¿Cuándo desatará Ítaca su furia, Penélope ultrajada?
CARTOGRAFÍA DE UN POETA AUSENTE
Porque tu ausencia también es presencia y mi aire se lava entre tus ojos. A ti, Gerardo
I
Y sobre todo no estarás aquíEntre los nichosDonde mi nombre aprieta tus vocalesY el silencio, - grito cerradura - Es un insignificante terremoto de los sueños.II
Te han exiliado los monstros del agua:mariposas de luz azulte acompañan al destierro de mis uñas.Te han llevado los perros rabiosos por caminos de salivamis manos, garfios de ajolotesacarician el eco de tus ojos.III
Si contara uno a uno los lunares del mundono cabrían ni cinco en la maraña de tus dientes.IV
Galopo la tierra sin saber tu nombre:Eres tú el síncope del increyenterescoldo inextinguible de un pirómano.A tientas, escupo un coágulo de minutos podridosrompo el rostro a los cadáveres del tiempo.Mis ojos minusválidos te buscan en la sangre.HOMBRE SIN TÍTULO.Ay viento, olvida el color del agua Y las piernas varicosas de la rata de la esquina, Te han obligado a vivir sin dedoste han amarrado a no tocarte el vientre.Ay viento, vomita hacia los muroslos ausentes no saben morderse la lengua:Arráncale una risa al ríola nervadura que acompaña el agua en los días de lluvia.Ay viento, eres el único que lloray pide su limosna en monedas de sigilos:Alguien ha de comer tu piel mientras esperasViento, arráncate las costras de los mares,y échate a dormir bajo las palmas, viento.DEFINICIÓN PERPETUA.I
Corazón: Caja de cereal con metáfora milagro.variante colibrí en un cancionero de cantinasedante baratija o rubí cubierto de nieve de frambuesa.II
Ventana:Delirium tremens del que ensaya a cuatro piezasRanura de libelo a un tornillo enamorado.III
Entendimiento:El ulular del cómplice es una mordida en los pulmonesIV
Ausencia:Tú también hiciste saliva la borrascay violaste sin cautela el Horus del papiro.V
Prioridad:Dejarás de doler cuando sangren las violetas.ESDRÚJULAInvéntame un diálogo, náyade simbióticaTopónimo de anáforaY de lírica proféticaAlísame los párpados;Contágiame la inédita y crisálida palabraCalíope profética Coprófaga sintáctica Libélula de vómito y de apóstrofe melómanaLudópataMalváceaFémina, orgiástica, malévolaClarísima, ácida y fatídica.Líbranos, filósofaDe gravísimos símbolos platónicosDe agudísimas tácticas poéticasY monógrafos utópicos e intrépidos.
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