Palabras de presentación

"One times one", E. E. Cummings


Palabras de presentación

En este artículo el poeta y crítico Rubén Romero Sánchez se ensimisma por la obra del poeta E. e. Cummings. Uno de los autores más influyentes de la poesía norteamericana en la primera mitad del siglo XX de fuerte impregnación romántica, apasionado por la individualidad, la ruptura artística y la afirmación personal a través del estilo y las propuestas creativas.

De esta manera, en el escritor de Massachusetts se hace patente, como a menudo sucede en otros autores de ascendente romántico en la contemporaneidad, una bipolaridad temática y artística basada en un choque de contrarios. Así, de una parte, se reivindica la intensidad del existir y su expresión a través de la aventura poética, la búsqueda de la plenitud humana y la creatividad, y, de la otra, se evidencia la desproporción que se produce entre estos afanes y la incapacidad para responder a ellos con la única fuerza del propio deseo. Sea como fuere, el compromiso de Cummings a la hora de encarnar estos retos  manifiesta la necesidad de superación de cualquier forma de autocomplacencia y el empeño por lograrlo mediante cauces expresivos a su altura.

Como en el caso de uno de los padres del trascendentalismo norteamericano, el poeta y ensayista R. W. Emerson, constatamos que esta ambición poética se forja en un sujeto de marcada educación unitarista, confesión religiosa de raíz cristiana que niega la divinidad de Cristo y la Trinidad y aboga por la libre elección de conciencia. De esta manera, la figura de un Cristo meramente humano, portador de valores a los que imitar, propicia una vinculación espiritualista —la del Dios interior— con la figura de Jesús, en lugar de la específica identificación católica con la divinidad encarnada y su propuesta para la realización personal y social de lo humano en el seno de la pertenencia eclesial. Este dato explica la vocación por la autoafirmación hasta el extremo, en consideraciones a menudo contradictorias con su punto de partida —autodestructivas, en ocasiones—, pero que hallamos interesantes rastrear por cuanto suponen un grito descarnado en pro de la búsqueda del sentido del yo, que se despliega, a su vez,  mediante un encomiable talento literario. Un grito que, a la postre, y a pesar de las alas de cera con las que parte, nos ayuda a situarnos en el camino de la autenticidad personal y literaria como nos cuenta nuestra firma invitada.