A modo de breve reseña Bio-Bibliográfica

Por Juan Carlos Vila

Charles Péguy en la boutique de Les Cahiers de la Quinzaine en la Rue de la Sorbonne.

Charles Péguy en la boutique de Les Cahiers de la Quinzaine en la Rue de la Sorbonne.

Semblanza

Su vida transcurrió en un único escenario, que aunque sobrado de decorados que podrían hacernos pensar en cambios drásticos, en realidad mantenía unas constantes que permiten delimitar suficientemente una vida, dotarla de constancia, de perseverancia, y de un objetivo evidente. Fue como en la vida de Juana de Arco, de aquí para allá por las tierras de Francia, pero siempre en un mismo escenario; la historia de las personas que no cuentan para nadie. Claro está que ha habido y habrá quien piense que se trataba de un saltimbanqui desequilibrado, o un místico ermitaño, o incluso un lunático. Pero la consistencia de este hombre pequeño, deportista, artista, trabajador incansable, socialista, cristiano, irascible, francés,… en fin, la consistencia de esta persona en toda su integridad, es modelo de camino hacia la virtud. Una virtud buscada en los valores básicos que nos mueven como personas: justicia, paz, fraternidad, belleza, y una preocupación inusitada por la libertad y la propiedad, como problemas.

Ese único escenario, que él tanto manejó en esa mezcla de teatro y poesía que son los Misterios, se situaba siempre en Francia, en la Francia medieval, entre santos y héroes, ambos de andar por casa, pequeños, pero de una intensidad que sólo se encuentra en lo pequeño. Ese escenario que brillaba con las ideas contra el mundo burgués, que nos traía las glorias pasadas para despertar esos valores adormecidos por la libreta de ahorros o por la idea del retiro placentero, por el anhelo de seguridad, en definitiva. Ese mismo escenario que vamos a ver repetido en sus ensayos, como recordatorio de que no desfallece en la idea de contarnos lo mismo siete veces, o setenta veces siete, si con ello va a despertar las conciencias dormidas a las que se dirige. Con ese ritmo repetitivo de su prosa y su poesía, que a algunos resulta cansino, pero que busca el constante y pequeño, una vez más, pero imborrable efecto, de la lluvia sobre el granito. Y que podemos ver también presente en su discurso hablado ante un auditorio nunca suficientemente atento a los conceptos que flotan alrededor del fluir de sus palabras.

Estamos delante de una persona que ve al mundo en un punto crucial de la historia, que se siente llevado en la cresta de la ola hacia el momento en que todo cambie. Pero es una persona consciente de que “la revolución será moral, o no será”, que se aterra pensando en la reacción que vendrá después de la revolución en Rusia (¡y esto lo piensa tras los acontecimientos de 1905!), y por tanto estamos delante de un profeta al más puro estilo de los profetas bíblicos. Y como delante de tal, hay que escucharlo atentamente. No juzgar con mentes estrechas, temporales, medidas, seguras, quietas; hay que dejar que nos hable, comprender los momentos que vivía, y permitir la permeabilidad de su voz en nuestras almas, que a ellas se dirigía al escribir, y no a oídos encerados y aturdidos por los ruidos exteriores.

Tuvo una infancia de escucha más que de juegos. Las oportunidades de jugar han sido pocas, y la gravedad se va a convertir en una seña de identidad durante toda su vida. Habrá recibido una educación con unos maestros marcadamente republicanos, que han sido relegados a provincias durante el imperio, y que aún son portadores de esa “mística republicana” impregnada por una autoridad que nuestro hombre reconoce en ellos. Es una autoridad de vida, de dignidad, de competencia. Y son estas las enseñanzas que recordará de su paso por la escuela, unas amistades profundas, y una admiración sin límites hacia sus maestros. El “caso Dreyfus” le llevará, mientras redacta su primera “Juana de Arco”, al compromiso y al socialismo. Nada como las palabras de Von Balthasr para enmarcar ese momento:

En consecuencia, el joven Péguy abandona con pronta decisión la iglesia para comprometerse con el partido socialista… Una religión que se resigna a admitir la perdición eterna de los hermanos y a no llorarlos eternamente es radicalmente egoísta en el problema de la salvación y, por tanto, burguesa y capitalista en su misma entraña. (Gloria, vol. III: Estilos Laicales (Madrid 1987)

Este joven de provincias que se maravilla ante las obras del Louvre (Hombre con un vaso de vino, Anónimo del XV), que siente una piedad inmensa ante las obras de arte sacras, como la que sintió de pequeño cada vez que entraba por el pórtico de Saint-Agnan, es el mismo que se siente solidario, con una solidaridad que él asocia constantemente con la caridad, con sus hermanos que son explotados en las fábricas del desarrollismo industrial, pero con una proximidad mística y física.

Anónimo flamenco. Museo del Louvre

Anónimo flamenco. Museo del Louvre

Abandonará toda idea de entrada en la Sorbona casi a la vez que queda fuera de la unión de los diversos partidos socialistas, y como ha ido descubriendo que el verdadero mal está en la falta de educación, de conocimiento, de información, les hablará a esos que no tienen de lo que hay de bueno en la tradición, y de lo que hay de malo en la revolución. Se está fraguando el Péguy editor militante que será hasta la muerte a través de sus Cahiers de la Quinzaine, que se editarán desde 1900 hasta 1914. Serán quince años de privaciones, de compromiso, de retorno al cristianismo y sobretodo de una incesante lucha por llevar el conocimiento a quienes no tenían acceso a él.

Finalmente marchará al frente como tantos otros, y como muchos de ellos, el 5 de septiembre de 1914, una bala en la frente al salir al frente de su compañía desde una trinchera en el Marne acabará con una corta pero fructífera vida de 41 años.

En el frente

En el frente

 

Charles Péguy por Jean-Pierre Laurens, 1908

Charles Péguy por Jean-Pierre Laurens, 1908

Bibliografía

De Charles Péguy

  • OOCC en prose. Tomos I, II y III. Ed. Gallimard Bibliothéque de la Pléiade, 1987, 1988, 1991.
  • Oeuvres Poétiques Complètes. Ed. Gallimard Bibliothéque de la Pléiade, 1957.
  • L’esprit de systeme (recopilatorio). Ed. Gallimard, 1957.
  • El misterio de la caridad de Juana de Arco. Ed. Encuentro, 1978.
  • El pórtico del misterio de la segunda virtud. Ed. Encuentro, 1991.
  • Eva. Ed. Encuentro, 2004.
  • Los tres misterios. Ed. Encuentro, 2008.
  • Clio, diálogo entre la historia y el alma pagana. Ed. Cactus, 2009.
  • Marcel, primer diálogo de la ciudad harmoniosa. Ed. Nuevo Inicio, 2007.
  • Verónica, diálogo de la historia y el alma carnal. Ed. Nuevo Inicio, 2008.

 

Sobre Charles Péguy

  • Bastaire, Jean. Charles Péguy el insurrecto. Ed. Encuentro. 1979.
  • Vila, Juan Carlos. Charles Péguy. Ed. Moiunier Colección Sinergia Serie Biografías 2003